Y vinieron a encontrarme algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron junto a mí. 2 Y me habló el Señor, diciendo: 3 Hijo de hombre, esos varones llevan sus inmundicias o ídolos dentro de sus corazones, y tienen siempre delante de sí el escándalo de su maldad. Cuando ellos me pregunten, ¿piensas acaso que les contestaré? 4 Por tanto, háblales, y diles: Esto dice el Señor Dios: Cualquier hombre de la casa de Israel que tenga colocadas en su corazón sus inmundicias o ídolos, y tenga delante de sí el escándalo de su maldad, y viniere a encontrar el profeta para preguntarme por su medio, yo el Señor le responderé según sus inmundicias o idolatrías; 5 para que la casa de Israel halle su ruina en su propio corazón, con el cual se alejaron de mí para seguir todos sus ídolos. 6 Por tanto, di a la casa de Israel: Así habla el Señor Dios: Convertíos, y apartaos de vuestros ídolos, y no volváis vuestras caras para mirar todas vuestras abominaciones. 7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y cualquier extranjero que sea prosélito en Israel, si se enajenare de mí, y colocare sus ídolos en su corazón, y estableciere delante de sí el escándalo de su iniquidad, y viniere a encontrar al profeta, a fin de preguntarme por medio de éste, yo el Señor le responderé a él por mí o según mi justicia; 8 y miraré a aquel hombre con rostro airado, y haré que venga a ser el escarmiento y la fábula de todos, y le exterminaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy el Señor. 9 Y cuando cayere el profeta en error, y hablare falso, yo el Señor he dejado que se engañase aquel profeta: mas yo descargaré mi mano sobre él, y lo borraré del censo del pueblo mío de Israel.

10 Y ellos llevarán la pena de su iniquidad; según sea el castigo de la iniquidad del que consulte, así será el castigo de la iniquidad del profeta que responda, 11 a fin de que en adelante no se desvíe de mí la familia de Israel, ni se contamine con todas sus prevaricaciones; sino que sean ellos el pueblo mío, y yo sea su Dios, dice el Señor de los ejércitos.

12 Me habló de nuevo el Señor, diciendo: 13 Hijo de hombre, si esa tierra pecare contra mí, prevaricando enormemente, yo descargaré mi mano sobre ella, y le quitaré el sustento del pan, y le enviaré el hambre, y mataré personas y bestias.

14 Y si se hallaren en ella estos tres hombres, Noé , Daniel y Job, ellos por su justicia librarán sus vidas, dice el Señor de los ejércitos. 15 Que si yo enviare además a esa tierra feroces bestias para devastarla, y quedare inhabitable, sin que transite persona alguna por ella, por temor de las fieras; 16 si estos tres varones estuvieren en ella, juro yo, dice el Señor Dios, que no librarán a sus hijos ni hijas, sino que ellos solos serán librados, y la tierra quedará asolada. 17 O si enviare yo contra aquella tierra la espada, y dijere a la espada: Recorre ese país; y matare yo allí personas y bestias, 18 y se hallaren en medio de aquel país dichos tres varones, juro yo, dice el Señor Dios, que no librarán ellos sus hijos ni hijas, sino que ellos solos serán librados. 19 Y si también enviare yo pestilencia sobre aquella tierra, y derramare sobre ella mi indignación causando gran mortandad, y quitando de ella hombres y animales; 20 y Noé , Daniel y Job estuvieren en medio de ella, juro yo, dice el Señor Dios, que no librarán a sus hijos ni hijas, sino que por su inocencia salvarán ellos solos sus almas. 21 Porque esto dice el Señor Dios: Si yo enviare contra Jerusalén los cuatro castigos peores, la espada, el hambre, las bestias feroces y la peste, a fin de acabar con los hombres y ganados, 22 sin embargo, se salvarán algunos de ellos, los cuales sacarán fuera de la tierra a sus hijos e hijas; y he aquí que éstos vendrán a vosotros aquí a Babilonia, y veréis su conducta y sus obras, y os consolaréis entonces de los desastres que yo he descargado sobre Jerusalén , y de todo el peso con que la he oprimido. 23 Y os servirá de consuelo ver sus costumbres y sus procederes; y conoceréis que no sin razón hice en ella todo lo que hice, dice el Señor Dios.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas