VI también a otro ángel valeroso bajar del cielo revestido de una nube, y sobre su cabeza el arco iris, y su cara era como el sol, y sus pies como columnas de fuego; 2 el cual tenía en su mano un librito abierto, y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra, 3 y dio un gran grito, a manera de león cuando ruge. Y después que hubo gritado, siete truenos articularon sus voces. 4 Y articulado que hubieron los siete truenos sus voces, iba yo a escribirlas, cuando oí una voz del cielo que me decía: Sella, o reserva en tu mente, las cosas que hablaron los siete truenos, y no las escribas. 5 Y el ángel que vi estar sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano.

6 Y juró por el que vive en los siglos de los siglos, el cual creó el cielo y las cosas que hay en él, y la tierra con las cosas que hay en ella, y el mar y cuanto en él se contiene, que ya no habrá más tiempo; 7 sino que cuando se oyere la voz del séptimo ángel, comenzando a sonar la trompeta, será consumado el misterio de Dios, según lo tiene anunciado por sus siervos los profetas. 8 Y oí la voz del cielo que hablaba otra vez conmigo, y decía: Anda, y toma el libro abierto de la mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra. 9 Fui, pues, al ángel, pidiéndole que me diera el libro. Y me dijo: Tómalo, y devóralo, que llenará de amargura tu vientre, aunque en tu boca será dulce como la miel.

10 Entonces recibí el libro de la mano del ángel, y lo devoré, y era en mi boca dulce como la miel; pero habiéndolo devorado, quedó mi vientre lleno de amargura. 11 Me dijo más: Es necesario que de nuevo profetices a las naciones y pueblos, y lenguas, y a muchos reyes.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas