CONSERVAD siempre la caridad para con vuestros hermanos. 2 Y no olvidéis ejercitar la hospitalidad, pues por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.

3 Acordaos de los presos, como si estuvierais con ellos en la cárcel; y de los afligidos, como que también vosotros vivís en cuerpo, sujetos a miserias. 4 Sea honesto en todos el matrimonio , y el lecho conyugal sin mancilla. Porque Dios condenará a los fornicarios y a los adúlteros. 5 Sean las costumbres sin rastro de avaricia, contentándoos con lo presente, pues el mismo Dios dice: No te desampararé, ni abandonaré jamás;

6 de manera que podamos animosamente decir: El Señor es quien me ayuda; no temeré cosa que hagan contra mí los hombres.

7 Acordaos de vuestros prelados los cuales os han predicado la palabra de Dios, cuya fe habéis de imitar, considerando el fin dichoso de su vida. 8 Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y siem-pre. 9 No os dejéis, pues, apartar o llevar de aquí allá por doctrinas diversas y extrañas. Lo que importa sobre todo es fortalecer el corazón con la gracia de Jesucristo, no con las viandas aquellas que de nada sirvieron por sí solas a los que andaban vanamente confiados en ellas. 10 Tenemos un altar, o una víctima de que no pueden comer los que sirven al Tabernáculo. 11 Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre por el pecado ofrece el sumo sacerdote en el santuario, son quemados enteramente fuera de los alojamientos o de la población;

12 que aun por eso Jesús , para santificar al pueblo con su sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad. 13 Salgamos, pues, a él fuera de la ciudad, o alojamientos, y sigámosle las pisadas cargados con su improperio. 14 Puesto que no tenemos aquí ciudad fija, sino que vamos en busca de la que está por ve-nir.

15 Ofrezcamos, pues, a Dios por medio de él sin cesar un sacrificio de alabanza, es a saber, el fruto de labios que bendigan su santo Nombre. 16 Entretanto no echéis en olvido ejercer la beneficencia, y repartir con otros vuestros bienes; porque con tales ofrendas se gana la voluntad de Dios.

17 Obedeced a vuestros prelados, y estadles sumisos, ya que ellos velan, como que han de dar cuenta a Dios de vuestras almas; para que lo hagan con alegría, y no penando, cosa que no os sería provechosa. 18 Orad por nosotros, porque seguros estamos de que en ninguna cosa nos acusa la conciencia deseando comportarnos bien en todo. 19 Ahora sobre todo os suplico que lo hagáis, a fin de que cuanto antes me vuelva Dios a vosotros. 20 Y el Dios de la paz que resucitó de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesucristo Señor nuestro, por la virtud y méritos de la sangre del eterno Testamento, 21 os haga aptos para todo bien, a fin de que hagáis siempre su voluntad, obrando él en vosotros lo que sea agradable a sus ojos por los méritos de Jesucristo, al cual sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 22 Ahora, hermanos, os ruego que llevéis a bien todo lo dicho para exhortaros y consolaros, aunque os he escrito brevemente. 23 Sabed que nuestro hermano Timoteo está ya en libertad, con el cual iré a veros. 24 Saludad a todos vuestros prelados y a todos los santos o fieles. Los hermanos o fieles de Italia os saludan. 25 La gracia sea con todos vosotros. Amén.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas