Y me hizo ver el Señor al sumo sacerdote Josué, que estaba en pie ante el ángel del Señor; y estaba Satán a su derecha para oponérsele.

2 Y dijo el Señor a Satán: Incrépete o confúndate el Señor, ¡oh Satán!; incrépete, repito, el Señor, el cual ha escogido para sí a Jerusalén . ¿Por ventura no es éste un tizón sacado del ángel?

3 Y Josué estaba vestido de ropas sucias, y permanecía en pie delante del fuego? 4 El cual respondió y dijo a los que estaban en su presencia: Quitadle las ropas sucias. Y a él le dijo: He aquí que te he quitado de encima tu maldad, y te he hecho vestir ropas de gala. 5 Y añadió: Ponedle en la cabeza una tiara limpia; y le pusieron en la cabeza una tiara limpia, y le mudaron de vestidos. Entretanto el ángel del Señor estaba en pie. 6 E hizo el ángel del Señor esta protesta a Josué diciéndole: 7 Esto dice el Señor de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y guardares mis preceptos, tú también serás juez o gobernador de mi casa, y custodio de mi templo, y te daré algunos de estos ángeles que ahora están aquí presentes para que vayan contigo. 8 Escucha tú, oh Josué sacerdote, tú y tus amigos que moran contigo, que son varones de portento. Atiende, pues, lo que dijo: Yo haré venir a mi Siervo, el Oriente.

9 Porque he aquí la piedra que yo puse delante de Josué, piedra única, y la cual tiene siete ojos, he aquí que yo la labraré con el cincel, dice el Señor de los ejércitos; y en un día arrojaré yo de aquella tierra la iniquidad. 10 En aquel día, dice el Señor de los ejércitos, convidará cada uno a su amigo a la sombra de su parra y de su higuera.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas