NO te alegres de que tus hijos se multipliquen, si son malos; ni te complazcas en ellos, si no tienen temor de Dios. 2 No fíes en su vida, ni cuentes para tu vejez con sus labores, o puestos y dignidades; 3 porque mejor es tener un solo hijo temeroso de Dios, que mil hijos malos; 4 y más cuenta tiene morir sin hijos que dejar hijos malos. 5 Un solo hombre cuerdo hará que sea poblada la patria o el país; despoblada será la nación o tribu de los impíos. 6 Muchas cosas semejantes han visto mis ojos, y más graves que éstas las han oído mis oídos. 7 Arderán llamas en la reunión de los pecadores; y la ira de Dios reventará sobre la nación de los incrédulos.

8 Implacable se mostró Dios a los pecados de los antiguos gigantes; los cuales vanamente confiados en sus fuerzas fueron aniquilados con el diluvio.

9 Ni perdonó Dios al lugar donde estaba hospedado Lot; antes bien maldijo a sus habitantes por la soberbia de sus palabras. 10 No tuvo lástima de ellos y destruyó a toda aquella nación que hacía gala de sus delitos. 11 Y lo mismo a los seiscientos mil hombres que, obstinados de corazón, se amotinaron cuando iban por el desierto. Por donde se ve que aunque uno solo fuese contumaz, sería cosa maravillosa que quedase sin castigo.

12 Porque la misericordia y la ira están con el Señor; puede aplacarse, y puede descargar su enojo. 13 Así como usa de misericordia, así también castiga; él juzga al hombre según sus obras. 14 No evitará el pecador el castigo de su pecado; y no se retardará al hombre misericordioso el premio que espera. 15 Todo acto de misericordia prepara el lugar a cada uno según el mérito de sus obras, y según su prudente conducta durante la peregrinación en esta vida.

16 No digas: Yo me esconderé de Dios; ¿y desde allá arriba quién pensará en mí? 17 Nadie me reconocerá en medio de tan gran muchedumbre porque ¿qué es mi persona entre tanta infinidad de criaturas? 18 He aquí que el cielo, y los altísimos cielos, y el profundo mar, y la tierra toda, y cuanto en ellos se contiene temblarán a una mirada suya. 19 Los montes también, y los collados y los cimientos de la tierra sólo con que los mire Dios se estremecerán de terror. 20 Y en medio de todo esto, es insensato el corazón del hombre, pero Dios está viendo todos los corazones; 21 ¿y quién es el que entiende sus caminos?; ¿y aquella espantosa tormenta del Juicio Final , que jamás habrán visto igual ojos humanos? 22 Así es que escondidas son e inteligibles muchísimas de sus obras; mas las obras de su justicia vengadora ¿quién será capaz de explicarlas?, ¿o quién las podrá sufrir? Porque los decretos de Dios están muy distantes de las ideas que se forman algunos; pero a todos se ha de tomar residencia al fin del mundo. 23 El hombre mentecato piensa en cosas vanas; y el insensato y descarriado sólo se ocupa en sandeces.

24 Escúchame, hijo mío, y aprende documentos de prudencia, y medita en tu corazón las palabras que voy a decirte; 25 pues yo te daré instrucciones muy acertadas, y te manifestaré la escondida sabiduría; aplícate de corazón a atender a mis palabras, que yo con ánimo sincero te diré las maravillas que esparce Dios en sus obras desde el principio , y te mostraré con toda verdad su divina ciencia. 26 Formó Dios sabiamente desde el principio sus obras, y desde su primera creación las distinguió en partes; y colocó a las principales de ellas, según su naturaleza." 27 Dio a sus operaciones virtud perenne; sin que hayan tenido necesidad de ser restauradas, ni se hayan fatigado, ni cesado nunca de obrar." 28 Jamás ninguna de ellas chocará a la otra." 29 No seas tú desobediente a su palabra." 30 Después de esto miró Dios la tierra, y la colmó de bienes." 31 Eso están demostrando todos los animales vivientes, que están sobre su superficie, y vuelven otra vez a ser tierra."
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Atlas