PARA el fin: Salmo del mismo David, siervo del Señor. 2 Resolvió el impío en su corazón el hacer el mal; no hay temor de Dios ante sus ojos.

3 Porque ha obrado dolosamente en la divina presencia; por lo cual se ha hecho más odiosa su maldad.

4 Las palabras de su boca son injusticia y embustes; no ha querido instruirse para obrar bien. 5 Estando en su lecho discurre cómo obrar la iniquidad; anda en todo género de malos pasos; no tiene horror a la maldad.

6 ¡Oh Señor!, llega hasta el cielo tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad. 7 Como altísimos montes es grande tu justicia, abismo profundísimo tus juicios. A hombres y bestias conservas, ¡oh Señor! 8 ¡Oh, cuánto has multiplicado, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres esperarán bajo las sombras de tus alas. 9 Quedarán embriagados con la abundancia de tu casa, y les harás beber en el torrente de tus delicias. 10 Porque en ti está la fuente de la vida; y en tu luz veremos la luz. 11 Despliega tu misericordia sobre los que te conocen, y tu justicia a favor de aquellos que tienen un corazón recto. 12 No dé yo pasos de soberbia; ni me hagan titubear las acciones del pecador. 13 Allí es donde han caído por tierra los que cometen la maldad; han sido arrojados afuera, y no han podido levantarse más.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Referencia
Ilustración
Atlas