Y el ángel me hizo volver hacia la puerta del santuario exterior, la cual miraba al oriente, y estaba cerrada. 2 Y me dijo el Señor: Esta puerta estará cerrada; y no se abrirá, y no pasará nadie por ella, porque por ella ha entrado el Señor Dios de Israel; y estará cerrada, 3 aun para el príncipe. El príncipe mismo se quedará en el umbral de ella para comer el pan en la presencia del Señor, por la puerta del vestíbulo entrará, y por la misma saldrá.

4 Y me llevó por el camino de la puerta del norte delante del templo; y miré, y he aquí que la gloria del Señor había henchido la casa del Señor, y yo me postré sobre mi rostro. 5 Y me dijo el Señor: Hijo de hombre, considera en tu corazón, mira atentamente, y escucha con cuidado todo aquello que yo te digo acerca de todas las ceremonias de la casa del Señor, y en orden a todas las leyes que a ella pertenecen; y aplicarás tu corazón a observar los ritos o usos del templo, en todas las cosas que se practican en el santuario.

6 Y dirás a la familia de Israel, la cual me provoca a ira: Esto dice el Señor Dios: Basta ya, ¡oh familia de Israel!, de todas vuestras maldades; 7 porque yo veo que aun introducís gente extranjera no circuncidada en el corazón, ni circuncidada en la carne, para estar en mi santuario, y profanar mi casa, y ofrecerme los panes, y la grasa y la sangre: y de esta manera con todas vuestras maldades rompéis mi alianza. 8 No habéis guardado las leyes de mi santuario, y vosotros mismos os habéis elegido los custodios o ministros de los ritos que yo prescribí para mi santuario. 9 Esto dice el Señor Dios: Ningún extranjero, no circuncidado de corazón, ni circuncidado en la carne, ni ningún hijo de extranjero que habita entre los hijos de Israel, entrará en mi santuario. 10 Pero los del linaje de Leví, que en la apostasía de los hijos de Israel se apartaron lejos de mí, y de mí se desviaron en pos de sus ídolos y pagaron la pena de su maldad, 11 éstos serán en mi santuario no más que guardas y porteros de las puertas de la casa, y sirvientes de ella; ellos degollarán los holocaustos y víctimas del pueblo, y estarán ante el pueblo para servirle; 12 pues le sirvieron delante de sus ídolos, y fueron ellos piedra de escándalo a la familia de Israel, para que cayera en la maldad. Por eso yo alcé mi mano contra ellos, dice el Señor Dios, y juré que llevarán la paga de su maldad. 13 Y no se acercarán a mí para ejercer las funciones de sacerdotes míos, ni se llegarán a nada de mi santuario cerca del lugar satísimo; sino que llevarán sobre sí su confusión y la pena de las maldades que cometieron. 14 Los pondré, pues, por porteros de la casa y sirvientes de ella, para todo cuanto se necesite.

15 Pero aquellos sacerdotes y levitas, hijos de Sadoc, los cuales observaron las ceremonias de mi santuario cuando los hijos de Israel se desviaron de mí, éstos se acercarán a mí para servirme, y estarán en la presencia mía para ofrecerme la grasa y la sangre, dice el Señor Dios. 16 Y ellos entrarán en mi santuario, y se llegarán a mi mesa para servirme y observar mis ceremonias. 17 Y así que entraren en las puertas del atrio interior, se vestirán de ropas de lino; y no llevarán encima cosa de lana mientras ejercen su ministerio en las puertas del atrio interior y más adentro. 18 Fajas o turbantes de lino traerán en sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre sus lomos; y no se ceñirán apretadamente de modo que los excite el sudor. 19 Y cuando salgan al atrio exterior donde está el pueblo, se desnudarán de las vestiduras con que hubieren ejercido su ministerio, y las dejarán en las cámaras del santuario, y se vestirán otras ropas, para no consagrar al pueblo con el contacto de sus vestiduras.

20 Y no raerán su cabeza, ni dejarán crecer su cabello, sino que lo acortarán cortándolo con tijeras.

21 Y ningún sacerdote beberá vino cuando hubiere de entrar en el atrio interior. 22 Y no se desposarán con viudas, ni con repudiada, sino con una virgen del linaje de la casa de Israel; pero podrán también desposarse con viuda que lo fuere de otro sacerdote.

23 Y enseñarán a mi pueblo a discernir entre lo santo y lo profano, entre lo puro y lo impuro. 24 Y cuando sobreviniere alguna controversia, estarán a mis juicios, y según ellos juzgarán; observarán mis leyes y mis preceptos en todas mis solemnidades, y santificarán mis sábados. 25 Y no se acercarán a donde haya un cadáver, a fin de no quedar con eso contaminados, si no es que sea padre o madre, hijo o hija, hermano o hermana que no haya tenido marido, y aun por éstos contraerán alguna impureza legal. 26 Y después que se hubiere el sacerdote purificado, se le contarán siete días. 27 Y en el día que entrare en el santuario, en el atrio interior para ejercer mi ministerio en el santuario, presentará una ofrenda por su pecado, dice el Señor Dios. 28 Y los sacerdotes no tendrán heredad o tierras; la heredad de ellos soy yo, y así no les daréis a ellos ninguna posesión en Israel; porque yo soy su posesión.

29 Ellos comerán la carne de la víctima ofrecida por el pecado y por el delito; y todas las ofrendas que haga Israel por voto, serán de ellos. 30 De los sacerdotes serán también las primicias u ofrenda de todo lo primerizo, y las libaciones todas de cuanto se ofrece, y a los sacerdotes daréis las primicias de vuestros manjares, para que esto atraiga la bendición sobre vuestras casas.

31 Ninguna cosa de aves, ni de reses que hayan muerto de suyo, o hayan sido muertas por otra bestia, la comerán los sacerdotes.

Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas