MAS tú, ¡oh hijo de hombre!, profetiza acerca de los montes de Israel, y dirás: Montes de Israel, escuchad la palabra del Señor.

2 Esto dice el Señor Dios: Porque el enemigo ha dicho de vosotros: Bueno, bien está; se nos han dado a nosotros como en herencia los eternos montes de Israel. 3 Por tanto profetiza y di: Esto dice el Señor Dios: Porque vosotros habéis sido asolados y hollados por todas partes, y habéis venido a ser como herencia de otras naciones, y andáis en boca de todos, hechos el escarnio de la gente: 4 por tanto, oíd, ¡oh montes de Israel!, la palabra del Señor Dios: Esto dice el Señor Dios a los montes, y a los collados, a los arroyos y a los valles, y a los desiertos, y a las murallas derrocadas, y a las ciudades abandonadas que han quedado sin moradores, y son la mofa de todas las demás naciones circunvecinas. 5 He aquí lo que el Señor Dios dice: En medio del ardor de mi celo he hablado yo contra las otras naciones y contra toda la Idumea; las cuales llenas de gozo se han apropiado para sí, y con todo su corazón y voluntad, la tierra mía, y han arrojado de ella a sus herederos para saquearla. 6 Por tanto profetiza acerca de la tierra de Israel, y dirás a los montes y collados, a los cerros y a los valles: Esto dice el Señor Dios: He aquí que yo he hablado en medio de mi celo y furor, porque vosotros habéis sufrido los insultos de las naciones. 7 Por lo cual esto dice el Señor Dios: Yo he levantado mi mano, jurando que las naciones que están alrededor vuestro, ellas mismas llevarán sobre sí su ignominia.

8 Vosotros, ¡oh montes de Israel!, brotad vuestros retoños, producid vuestros frutos para el pueblo mío de Israel, porque está ya cercana su vuelta del cautiverio: 9 Porque vedme aquí hacia vosotros, a vosotros me vuelvo, y seréis arados y sembrados. 10 Y multiplicaré en vosotros la gente y toda la familia de Israel, y las ciudades serán pobladas, y los lugares arruinados se restaurarán. 11 Y os henchiré de hombres y de bestias, que se multiplicarán y crecerán, y haré que seais poblados como antiguamente, y os daré bienes más grandes que los que tuvisteis desde el principio , y conoceréis que yo soy el Señor. 12 Y os conduciré hombres, os traeré el pueblo mío de Israel, y éste os poseerá y heredará; y vosotros seréis su herencia, y nunca más volverá ésta a quedar privada de ellos. 13 Esto dice el Señor Dios: Por cuanto dicen de vosotros que sois una tierra que devora los hombres, y se traga sus gentes, 14 por eso en adelante no podrá decirse que tú, ¡oh tierra de Israel!, te comas más los hombres, ni mates más tu gente, dice el Señor Dios. 15 Pues yo haré que no oigas más los insultos de las naciones, ni tengas que sufrir ya los oprobios de los pueblos, ni pierdas jamás tus habitantes, dice el Señor Dios.

16 Me habló nuevamente el Señor, diciendo: 17 Hijo de hombre, los de la familia de Israel habitaron en su tierra, y la contaminaron con sus obras y costumbres; era su vida ante mis ojos como la inmundicia de la mujer menstruosa. 18 Y yo descargué sobre ellos la indignación mía, en castigo de la sangre que derramaron sobre la tierra, la cual contaminaron con sus ídolos. 19 Y yo los dispersé entre las naciones, y fueron arrojados aquí y allá a todos los vientos, los juzgué según sus procederes y conducta. 20 Y llegados a las naciones, entre las cuales fueron dispersados, causaron la deshonra de mi santo Nombre, diciéndose de ellos: Este es el pueblo del Señor; de la tierra de él han tenido éstos que salirse.

21 Os perdoné, pues, por amor de mi santo Nombre, al cual deshonraba la casa de Israel entre las naciones en donde habita.

22 Por tanto, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor Dios: No lo haré por vosotros, ¡oh casa de Israel!, sino por amor de mi santo Nombre, que vosotros deshonrasteis entre las naciones en que vivís. 23 Yo glorificaré, pues, mi gran Nombre, que se halla deshonrado entre las naciones, por haberlo vosotros deshonrado a los ojos de ellas; para que las naciones sepan que yo soy el Señor, cuando a su vista haya hecho patente en vosotros la santidad mía, dice el Señor de los ejércitos.

24 Porque yo os sacaré de entre las naciones, y os recogeré de todos los países, y os conduciré a vuestra tierra. 25 Y derramaré sobre vosotros agua pura, y quedaréis purificados de todas las inmundicias, y os limpiaré de todas vuestras idolatrías. 26 Y os daré un nuevo corazón, y pondré en medio de vosotros un nuevo espíritu, y quitaré de vuestro cuerpo el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

27 Y pondré el espíritu mío en medio de vosotros, y haré que guardéis mis preceptos, y observéis mis leyes, y las practiquéis. 28 Y habitaréis en la tierra que yo di a vuestros padres, y vosotros seréis el pueblo mío, y yo seré vuestro Dios. 29 Y os purificaré de todas vuestras inmundicias; y haré venir el trigo, y lo multiplicaré; nunca os haré padecer hambre. 30 Y multiplicaré los frutos de los árboles, y las cosechas del campo, a fin de que jamás las naciones os echen en cara que os morís de hambre. 31 Vosotros entonces traeréis a la memoria vuestras perversas costumbres y depravados afectos, y miraréis con amargura las maldades e iniquidades vuestras. 32 Mas esto no lo haré yo por amor de vosotros, dice el Señor Dios, tenedlo así entendido; confundíos y avergonzaos de vuestros procederes, oh vosotros los de la casa de Israel.

33 Esto dice el Señor Dios: En el día en que yo os purifique de todas vuestras maldades, y poblaré vuestras ciudades, y repararé lo arruinado, 34 y se verá cultivada la tierra desierta, donde antes no veía el viajero más que desolación, 35 dirán: Aquella tierra inculta está hecha ahora un jardín de delicias, y las ciudades desiertas, abandonadas y derruidas se hallan ya restauradas y fortificadas. 36 Y todas aquellas naciones, que quedarán alrededor vuestro, conocerán que yo el Señor reedifiqué lo arruinado, y reduje a cultivo lo que estaba inculto; que yo el Señor lo dije, y lo puse por obra. 37 Esto dice el Señor Dios: También logrará de mí la casa de Israel que yo haga esto a favor suyo, yo los multiplicaré como un rebaño de hombres, 38 como un rebaño santo, como el rebaño que se ve en Jerusalén , en sus festividades; del mismo modo estarán las ciudades antes desiertas llenas como de rebaños de hombres; y conocerán que yo soy el Señor.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas