POR este motivo yo, Pablo, estoy preso por amor de Jesucristo, por causa de vosotros los gentiles, 2 porque sin duda habréis entendido de qué manera me confirió Dios el ministerio de su gracia entre vosotros, 3 después de haberme manifestado por revelación este misterio de vuestra vocación, sobre el cual acabo de hablar en esta carta, aunque brevemente,

4 por cuya lectura podéis conocer la inteligencia mía en el misterio de Cristo , 5 misterio que en otras edades no fue conocido de los hijos de los hombres, en la manera que ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu Santo, 6 esto es, que los gentiles son llamados a la misma herencia que los judíos, miembros de un mismo cuerpo o Iglesia, y partícipes de la promesa divina en Jesucristo mediante el evangelio, 7 del cual yo he sido constituido ministro, por el don de la gracia de Dios, que se me ha dado conforme a la eficacia de su poder.

8 A mí el más inferior de todos los santos o fieles se me dio esta gracia, de anunciar en las naciones las riquezas investigables de Cristo ,

9 y de ilustrar a todos los hombres, descubriéndoles la dispensación del misterio que después de tantos siglos había estado en el secreto de Dios, creador de todas las cosas, 10 con el fin de que en la formación de la Iglesia se manifieste a los principados, y potestades en los cielos, la sabiduría de Dios en los admirables y diferentes modos de su conducta, 11 según el eterno designio, que puso en ejecución por medio de Jesucristo Nuestro Señor, 12 por quien mediante su fe tenemos segura confianza y acceso libre a Dios. 13 Por tanto, os ruego que no caigais de ánimo en vista de tantas tribulaciones como sufro por vosotros; pues estas tribulaciones son para vuestra gloria, y prueba de mi apostolado.

14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 el cual es el principio y la cabeza de toda esta gran familia que está en el cielo y sobre la tierra; 16 para que según las riquezas de su gloria os conceda por medio de su Espíritu ser fortalecidos en virtud en el hombre interior, 17 y que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, estando arraigados y cimentados en caridad, 18 a fin de que podáis comprender con todos los santos, cuál sea la anchura, y el largo, y la altura, y profundidad de este misterio, 19 y conocer también aquel amor de Cristo hacia nosotros, que sobrepuja a todo conocimiento, para que seáis plenamente colmados de todos los dones de Dios. 20 Y en fin, a aquel Señor que es poderoso para hacer infinitamente más que todo lo que nosotros pedimos, o de todo cuanto pensamos, según el poder que obra eficazmente en nosotros, 21 a él sea la gloria, por medio de Cristo Jesús , en la Iglesia, por todas las generaciones de todos los siglos. Amén.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas