EL es el que os dio vida a vosotros, estando como estabais muertos espiritualmente por vuestros delitos y pecados,

2 en que vivisteis en otro tiempo, según la costumbre de este siglo mundano, a merced del príncipe que ejerce su potestad sobre este aire, que es el espíritu que al presente domina en los hijos rebeldes, 3 entre los cuales fuimos así mismo todos nosotros en otro tiempo siguiendo nuestros deseos carnales, haciendo la voluntad de la carne y de las sugestiones de los demás vicios, y éramos por naturaleza u origen hijos de ira, no menos que todos los demás; 4 pero Dios, que es rico en misericordia, movido del excesivo amor con que nos amó, 5 aun cuando estábamos muertos por los pecados, y éramos objetos de su cólera, nos dio vida en Cristo (por cuya gracia vosotros habéis sido salvados) 6 y nos resucitó con él, y nos hizo sentar sobre los cielos en la persona de Jesucristo, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia, en vista de la bondad usada con nosotros por amor de Jesucristo. 8 Porque de pura gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no viene de vosotros, siendo como es un don de Dios; 9 tampoco en virtud de vuestras obras anteriores, puramente naturales, para que nadie pueda gloriarse. 10 Por cuanto somos hechura suya en la gracia como lo fuimos en la naturaleza, creados en Jesucristo para obras buenas, preparadas por Dios desde la eternidad para que nos ejercitemos en ellas y merezcamos la gloria.

11 Así, pues, acordaos, que en otro tiempo vosotros que erais gentiles de origen y llamados incircuncisos por los que se llaman circuncidados a causa de la circuncisión hecha en su carne, por mano de hombre, 12 acordaos, digo, que vosotros no teníais entonces parte alguna con Jesucristo, estabais enteramente separados de la sociedad de Israel, extranjeros, por lo tocante a las alianzas, sin esperanza de la promesa o bienes prometidos, y sin Dios en este mundo. 13 Mas ahora que creéis en Cristo Jesús , vosotros que en otro tiempo estabais alejados de Dios y de sus promesas, os habéis puesto cerca por la sangre de Jesucristo. 14 Pues él es la paz nuestra, el que de los dos pueblos judío y gentil ha hecho uno, rompiendo, por medio del sacrificio de su carne, el muro de separación, esa enemistad que los dividía, 15 aboliendo con sus preceptos evangélicos la ley de los ritos, o las ceremonias legales, para formar en sí mismo de dos un solo hombre nuevo, haciendo la paz, 16 y reconciliando a ambos pueblos ya reunidos en un solo cuerpo con Dios por medio de la cruz, destruyendo en sí mismo la enemistad de ellos. 17 Y así vino al mundo a evangelizar la paz a vosotros los gentiles, que estabais alejados de Dios, como a los judíos, que estaban cercanos; 18 pues por él es por quien unos y otros tenemos cabida con el Padre eterno, unidos en el mismo Espíritu.

19 Así que ya no sois extraños, ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y domésticos o familiares de la Casa de Dios; 20 pues estáis edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, y unidos en Jesucristo, el cual es la principal piedra angular de la nueva Jerusalén , 21 sobre quien trabado todo el espiritual edificio se alza para ser un templo santo del Señor. 22 Por él entráis también vosotros, gentiles, a ser parte de la estructura de este edificio, para llegar a ser morada de Dios por medio del Espíritu Santo.
Padre
Hijo
Espíritu Santo
Ángeles
Satanás
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Ilustración
Atlas